España presenta un tejido empresarial muy particular. El uno por ciento lo constituyen las grandes compañías, mientras que el noventa y nueve por ciento restante lo conforman las pequeñas y medianas empresas. Las grandes empresas tienen una plantilla superior a 250 trabajadores. Las pymes, podemos clasificarlas en tres grandes grupos: las micro empresas (sin asalariados o hasta con diez empleados), pequeñas empresas (entre diez y cincuenta trabajadores) y medianas empresas (con menos de 250 trabajadores). La mayoría de estas empresas centran su actividad en el sector terciario. Le siguen a mucha distancia la construcción y el sector industrial.
El empleo
Con este perfil empresarial, el papel de las pymes en el sistema de empleo se antoja fundamental. En el eterno debate del futuro de nuestro sistema de pensiones, debemos ponderar a estas sociedades y proteger su futuro más inmediato. Para ello es necesario que accedan a líneas de crédito que habiliten su crecimiento. Un reciente estudio estimaba que las pymes podrían generar un total de 390.000 empleos si tuviesen una adecuada financiación. Ese mismo estudio destacaba la concentración de las pymes en los sectores de comercio y servicios.
Las pymes y su papel en el exterior
Las empresas españolas avanzan con decisión en el proceso de internacionalización. El porcentaje de empresas que exportan ha aumentado en 1,8 puntos respecto del año pasado y se sitúa en el 11,8%. La imagen de seriedad y compromiso de la empresa española en el exterior avala su imparable crecimiento.
Todo ello sin olvidar el indudable compromiso social de estas empresas que les permite alcanzar unos niveles de competitividad destacados. La eficiencia y la ética empresarial son dos características de este tipo de sociedades. La digitalización es la gran meta para que muchas de estas mercantiles tengan un óptimo futuro en el 2019 que se abre paso.